¿Qué pasaría si al ir de vacaciones con la familia, a mitad de camino se observará que un humo blanco emana del auto sin control alguno? Esto podría causar gran nerviosismo. Y seguramente se tratase de algún desperfecto asociado a la bomba de agua.
¿Es posible diagnosticar el problema real? ¿Se puede solucionar el conflicto con las herramientas que están al alcance de la mano? Estas interrogantes pueden ser resueltas con la información más completa de la web. A continuación se analizarán estas piezas, para conocer todo lo necesario para que el próximo verano no se de una desagradable sorpresa durante el trayecto.
Al observar que las cosas no van bien, con la nube que escapa desde el capó, es probable que los conductores bajen del auto de manera acelerada, tratando de entender qué ha ocurrido. Hay ciertos desperfectos que tienen arreglo inmediato, así que lo mejor es conservar la calma: la bomba de agua es un artefacto demasiado vital para el buen funcionamiento del auto, y sería contraproducente que fuese intervenida sin preparación previa.
En cuanto a las fallas comunes de estas, vale decir que existen ciertos patrones que se repiten entre usuario y usuario, pero lo mejor en estos casos es chequear al detalle la situación del aparato para saber si se trata de una fuga, rompimiento de la estructura o algún otro problema. Acá están descritos algunos conflictos clásicos.
Una de las situaciones más típicas por las que deja de funcionar la bomba es porque los usuarios o mecánicos se exceden con el uso de los selladores, lo que produce un estancamiento en el circuito normal del artefacto. Lo recomendado es adquirir selladores que no intervengan en el engranaje ni obstaculicen el paso del agua.
Siguiendo con las fallas clásicas, vale mencionar que la contaminación es uno de los factores que más puede perjudicar al correcto funcionamiento de las bombas. Esto ocurre porque algunos usuarios no tienes cuidado en observar contaminantes sólidos en el refrigerante, También hay que tener cuidado en el proceso de instalación de la bomba. Esta debe quedar perfectamente alineada en su conjunto. Es de suma importancia que las dimensiones de la bomba y el engranaje sean idénticos al original que venía montado en el auto. De esta forma se descarta que las dificultades se presenten por culpa de desgastes, vibraciones que puedan dañar el equipo o producir algo similar.
En el caso del sobrecalentamiento, es importante destacar que será el motor quien muchas veces pueda alertar a los conductores sobre una posible falla. Si la temperatura de este excede lo permitido, claramente es una pista de que la bomba comenzó a perecer, así que conviene tomarlo como una advertencia y revisar inmediatamente el auto.
Si ya pasaron varias semanas o meses sin utilizar el auto, es normal que se presenten dificultades al momento de encender el automóvil. Para testear que esté todo en orden, antes de encender el motor, es necesario comprobar el nivel del refrigerante.
Es vital revisar el apriete de las tapas del radiador y del depósito de expansión.
Una vez que el motor se encuentra en marcha, es necesario observar posibles fugas en las mangueras del sistema de refrigeración, buscando posibles roturas. Si se presentan fugas por las puntas de las mangueras hay que revisar el estado y el apriete de las abrazaderas. De igual manera revisar si se presentan fugas por la caja del termostato o el radiador.
Dependiendo del tipo de motor, la bomba de agua puede ser visible o encontrase oculta. Sin embargo, en ambos casos la bomba de agua presenta un orificio llamado “orificio de inspección”. Si la bomba presenta fallas, presentará una fuga de refrigerante por este orificio. Este es el primer indicativo que la bomba debe ser reemplazada. Si la bomba de agua se encuentra oculta, generalmente se presenta como una fuga de origen desconocido.
Hay que cerciorarse además que por las mangueras del sistema de refrigeración circule refrigerante. Esto se comprueba tocando la mano las mangueras revisando la temperatura y que se sienta que hay presión dentro de ellas.
Estas son los diagnósticos que pueden tomarse sin contar con formación.