Los motores de combustión interna producen potencia quemando el combustible para crear una gran cantidad de calor y presión que se convierte en energía mecánica para mover el vehículo. Los motores actuales tienen aproximadamente un 80% de eficiencia. Esto es la capacidad de convertir la energía del combustible en potencia útil. El resto de la energía se transforma en calor por lo que se necesita algún tipo de sistema de enfriamiento para controlar las temperaturas de operación y evitar sobrecalentamiento.
La mayoría de los vehículos de motor tienen sistemas de enfriamiento cerrados que hacen uso de algún fluido refrigerante. La bomba de agua hace circular el refrigerante a través del block de motor y la culata para absorber el calor en exceso de la combustión y enviarlo al radiador. Su función es transferir el calor a la atmósfera mediante flujo de aire que pasa por los tubos y aletas del radiador.
Tubos: Es la parte del radiador por donde circula el agua caliente que proviene del motor para ser refrigerada por medio de las aletas.
Aletas: Es una lámina de cobre o aluminio en forma de acordeón o lineal que se encuentra ubicada entre los tubos y es la que hace posible la generación de turbulencia de aire cuando éste pasa a través del radiador. Su función es ayudar a disipar el calor.
Colectores: Es una lámina de latón de cobre, aluminio o plástico, colocada en la parte superior e inferior del radiador donde van adheridos los tubos. Además se conecta la manguera de entrada o salida de agua proveniente del motor, éstos también pueden ser de cobre, plástico o de aluminio.
Los tubos, también llamados haces, reciben el refrigerante caliente que proviene del motor a través del colector situado en la parte superior, y éste se enfría gracias a las aletas, mientras el aire fresco es empujado naturalmente o con un ventilador. Una vez frío, el refrigerante regresa a su lugar con la ayuda del colector inferior del radiador. Para conseguir que este proceso se lleve a cabo de forma correcta, es necesario que el circuito de refrigeración esté lleno.
Para mejorar la eficiencia del sistema de enfriamiento, este se encuentra presurizado y se controla el flujo del líquido refrigerante mediante un termostato. Al operar el sistema a presiones más altas, normalmente en el rango de entre 7-16 psi (0,5 – 1,1 bar) se eleva el punto de ebullición hasta 120° Celsius. El refrigerante no hervirá ni perderá eficiencia a las temperaturas normales de operación del motor que son entre 82° y 110° Celsius. La presión es controlada mediante la tapa de presión en el radiador o el tanque de recuperación.
Como los motores de combustión interna no operan de manera eficiente o limpia en términos de emisiones hasta que llegan a la temperatura plena de operación, un termostato en sistema restringe el flujo de refrigerante hasta que las temperaturas de éste lleguen al rango normal.
Un componente final del sistema de enfriamiento es el líquido refrigerante. El agua es la mejor opción respecto a eficiencia pura de enfriamiento. Su habilidad para absorber calor de manera rápida y eficiente, junto con su abundancia y bajo costo, la convierte en el refrigerante perfecto, con dos excepciones. El agua se congela a temperaturas 0° Celsius o menores, y tiende a promover la corrosión. Estos problemas se corrigen mediante el uso de aditivos conocidos como coolant o refrigerante.